Cuando se acercan las fiestas, muchas empresas empiezan a preparar el tradicional reparto de cestas navideñas. Pero hay una pregunta que suele surgir entre responsables de equipo y recursos humanos: ¿tenemos que entregar la cesta de Navidad a los empleados que están de baja?
Lo cierto es que esta cuestión tiene matices legales y también emocionales. En este artículo te explicamos qué dice la ley, cómo evitar conflictos innecesarios y por qué, más allá de la obligación, mantener este detalle puede ser una gran decisión para tu empresa.
¿Tengo obligación de dar la cesta de Navidad a empleados de baja?
Depende. Si tu empresa ha repartido cestas de forma regular a toda la plantilla durante años, incluso a quienes no están en el centro de trabajo, entonces ese gesto se puede considerar un derecho adquirido. Y como tal, no debería excluirse a nadie por estar de baja.
En cambio, si es la primera vez que se entregan o si se ha hecho de manera ocasional y sin un patrón constante, se considera una liberalidad. En ese caso, no hay obligación legal, aunque sí se puede tener en cuenta como gesto de buena voluntad.
Qué dice la jurisprudencia sobre cestas y bajas laborales
En varias sentencias, los tribunales han establecido que si la cesta navideña se ha entregado de forma reiterada y generalizada en años anteriores, pasa a formar parte de las condiciones laborales. Negarse a entregarla a un trabajador que esté de baja puede considerarse una discriminación injustificada.
Esto se aplica especialmente cuando no hay cambios comunicados previamente y la empresa mantiene el reparto al resto del personal. Por tanto, si tu empresa quiere evitar problemas legales, lo más recomendable es mantener el criterio de igualdad para toda la plantilla.
¿Y si el trabajador no la recibe? ¿Puede reclamarla?
Sí, puede hacerlo. Primero de forma interna, solicitándola al departamento correspondiente. Si no hay respuesta o la negativa persiste, podría llevar el caso ante un delegado sindical o incluso un abogado laboralista. Aunque una cesta pueda parecer algo simbólico, si está reconocida como parte de la política habitual de la empresa, es reclamable.
Por eso es importante actuar con previsión y aplicar el mismo criterio para todos los trabajadores, estén activos o en situación de baja médica.
¿Por qué mantener este detalle beneficia también a la empresa?
Más allá de lo que marca la ley, entregar la cesta a todos los trabajadores, incluso a quienes están de baja, tiene ventajas claras para la empresa. Refuerza la cultura corporativa, transmite valores de empatía y genera un vínculo emocional con el equipo.
Cuando alguien está de baja —por enfermedad, maternidad o cualquier otro motivo—, recibir su cesta en casa es mucho más que un regalo. Es una forma de decir “seguimos contando contigo”. Ese tipo de detalles, aunque pequeños, fortalecen el compromiso y la motivación cuando el trabajador regresa.
Además, evita tensiones internas. Si parte del equipo recibe la cesta y otros no, se genera malestar y sensación de trato desigual. En cambio, si todos la reciben, se promueve una imagen de equidad y coherencia en la gestión de personas.
Y si te preocupa el presupuesto, no necesitas gastar una fortuna. Puedes recurrir a cestas de navidad baratas que cumplen perfectamente con el gesto sin que suponga un esfuerzo económico excesivo. Lo importante no es el precio, sino la intención que representa.
Cómo organizar la entrega en estos casos
Lo ideal es planificar con tiempo. Puedes enviar la cesta por mensajería al domicilio del trabajador o, si no es posible, guardarla hasta que se reincorpore. También puedes enviarle un mensaje personalizado informándole de que tiene su lote reservado, algo que siempre se agradece.
Este tipo de gestos, aunque logísticamente pequeños, generan un impacto muy positivo. Y además, ayudan a construir una reputación empresarial basada en el respeto, el detalle y la coherencia.
Si estás valorando opciones adaptadas a las necesidades de tu empresa, en Lotes y Cestas de Navidad encontrarás alternativas para todos los tamaños de plantilla y todos los presupuestos. Porque ser detallista no está reñido con ser eficiente.